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«Tick , Tick… BOOM!»: La gran película perdida entre el caos de Netflix.

Puede que el término «musical» espante a mucha gente, incluso hay quienes consideran este nicho como desfasado y aburrido, es por eso que quizás el algoritmo de Netflix no te recomiende esta película. Pero «Tick, Tick… BOOM!» es mucho más que una cinta musical, es la vida de un treintañero que sueña con llevar su obra a Broadway a pesar de que el tiempo se le acaba.

Esta obra es un biopic dirigido por el ilustre Lin-Manuel Miranda, eminencia en el mundo musical de Nueva York y que se estrena por todo lo alto como director. Para dar este salto se ha basado en la vida de Jonathan Larson, creador del musical RENT que fue representado durante doce años consecutivos en Broadway. Su segundo musical que lleva el mismo nombre que esta película protagonizada por Andrew Garfield es en realidad un monólogo del propio Larson, donde habla del amor, de la frustración, del VIH tan presente para él, ya que era un gran defensor del colectivo LGTBI y tuvo que sufrir la pérdida de varios de sus amigos por dicha enfermedad, y sobre todo de lo duro que es llegar a los treinta sin haber conseguido nada. Todo esto con una escenografía simplísima donde solo lo acompaña su piano y sus músicos de confianza. La película va intercalando partes del monólogo, perfectamente recreados por Garfield, y la propia obra en sí, cuyos escenarios y composición visual tienen el sello teatral de Miranda.

No me arriesgaría a decir que es una de las mejores películas que he visto en los últimos años, es distinta a lo que solemos consumir sin miramientos en Netflix, y sobre todo es un canto al abismo en el que nos encontramos los jóvenes. Es imposible no sentirme identificado con Larson, no sentir la frustración de tener un sueño que parece no llegar nunca a cumplirse y mientras tanto el reloj continúa su curso. Una vida que merecía ser contada con la misma calidad artística que definía la esencia de Jonathan. Simplemente por eso debería ser la película más vista de la plataforma.

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¿Por qué Hollywood santifica a los villanos?

El otro día fui a ver Cruella de Craig Gillespie y acabé confusa, por decirlo de algún modo. Recuerdo que de pequeña me daba mucho miedo el personaje de Cruella de Vil porque era asombrosamente mala; sin embargo, la versión de Emma Stone te hace querer aplaudirla y adentrarte en el mundo de la moda. Es por esto que al llegar a casa decidí visionar 101 dálmatas. Volví a pensar lo mismo, es de las mejores villanas por su simplicidad, llega de la nada y roba a los perritos para quitarles la piel y hacerse abrigos. Entonces ¿por qué esa obsesión por limpiar su imagen?

Al principio pensé que era la falta de creatividad, no solo de Disney, sino de Hollywood en general al no tener nuevas ideas que funcionen en pantalla, es por eso que tiran de los clásicos y los adaptan para el público infantil; aunque no creo que sea solo eso. Hay una tendencia por parte de la industria estadounidense por justificar la maldad. Los villanos son mucho más interesantes que los héroes, pero no son capaces de darles una historia que no sea blanqueada por la moralidad. No solo ha pasado con Cruella, ya lo hicieron con Maléfica unos años antes (e incluso sacaron segunda parte), o si queréis iros más lejos podemos hablar de la masacre que hicieron con el live action de Death Note, esa adaptación no debería haber salido a la luz y menos con un Kira que justificaba su odio a través del tópico de ser un pringado de instituto.

Aquí entraríamos en el debate de si realmente existe la maldad en su estado más puro o si, por lo contrario, es algo que se adquiere a base de palos. Yo tengo la teoría de que sí hay gente mala porque sí, y aunque estuviese equivocada, no soy partidaria de transformar a los villanos de la ficción en santos, los volvemos aburridos como los héroes; personajes que ya de por si están bastante vacíos. Me hace pensar que la existencia de los villanos es demasiado enrevesada para algunas mentes y por eso les dan un significado a sus conductas. O quizás sea porque tienen miedo de que la gente se obsesione con el malo y quiera imitar su actos. Ya sabemos cómo se ponen con este tema de las «malas influencias».

No paro de pensar en una frase del Joker en el Caballero Oscuro cuando en el interrogatorio con Batman le dice, en resumidas palabras, que el héroe existe gracias al villano. Gran verdad. Para los que no estén de acuerdo conmigo, solo les diré que hace no mucho leí un artículo donde clasificaban a los antagonistas de mejor a peor, y en primer lugar se hallaba El señor Potter, no el mago, sino el personaje de !Qué bello es vivir! ¿Por qué? Porque, según los expertos, aparece siendo malo y acaba la película siendo igual, nada de evolución, nada de excusas, es horrible y ya está. Gracias a eso los protagonistas brillan y el final feliz se disfruta más.

Todo esto es una opinión sin más. Hay algunos antagonistas que tienen una buena historia de fondo, creadas para hacernos empatizar y dar el toque de gracia al final de la película, como el caso de Snape en Harry Potter o el mítico Darth Vader; sin embargo, creo que estos casos se dan cada vez con menos frecuencia.

Espero no haberos dado demasiado dolor de cabeza con el tema. ¿Qué opináis vosotros?

Un saludo.

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De amor y monstruos (2020) : Un apocalipsis con toque nostálgico.

Love and Monster (De amor y monstruos en español) es la nueva apuesta de Netflix dirigida por Michael Matthews. Interpretada por un renovado Dylan O,brien que se aleja de este modo de los papeles más secundarios para volver a regalarnos una de sus interpretaciones más frescas y originales. Esta película es un regreso a las aventuras cinematográficas de antes.

Su estreno fue retrasado debido a la pandemia de COVID-19, y no ha llegado a España hasta el pasado viernes 16 de abril. En general ha recibido buenas críticas y actualmente está nominada al óscar a mejores efectos visuales.

La historia trata sobre un joven que lleva siete años viviendo en un búnker a causa de los monstruos que habitan la superficie. Al ser el único soltero del refugio decide arriesgar su vida para encontrar a su antigua novia, con la que solo mantiene contacto por radio.

Siete días sobreviviendo a un sinfín de seres grotescos que le ayudarán a descubrir la realidad del mundo que le rodea. Conocerá a otros viajeros como él e irá desarrollando un carácter que ni él mismo se imaginaba tener. Es el clásico «viaje del héroe» es un mundo distópico donde prima la acción, el sentido del humor, y las aventuras que solíamos ver en las películas de los noventa. Todo lo que mueve al protagonista es el amor. No quiere morir solo en un mundo incierto y peligroso. Y gracias a esa búsqueda se desarrolla una trama amena y simpática.

No da tiempo a aburrirse. Es la película perfecta para disfrutar en familia, y la interpretación de O´Brien ayuda mucho a meternos en situación. El diseño de los monstruos es sumamente detallista y colorido. Por decir puntos malos, diría que es una trama predecible. A nivel argumentativo no es algo nuevo. El fin del mundo, los monstruos, los robots, los refugios bajo tierra…Todo forma parte del «pack recurrente» de esta clase de obras. «De amor y monstruos» da sus pinceladas de originalidad gracias a la estética y el diálogo cómico y juvenil, pero fuera de eso no es una historia que rompa las reglas del género. Es una película que cumple su función, entretener.